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GÉNESIS 41

41
Los sueños del faraón#41.1-36 Los relatos de este cap. llevan la historia de José a su punto crucial. Gracias a su propia habilidad y a la asistencia divina, el que había sido vendido como esclavo fue escalando posiciones, primero en la casa de su amo, luego en la cárcel, y ahora como gobernante de todo Egipto. De este modo llega a su cumplimiento lo que habían preanunciado sus sueños (cf. 37.7,9) y comienza la etapa más decisiva de su vida. José utiliza el poder para librar del hambre a la nación e incluso a las regiones vecinas (cf. Gn 42.1-3; 47.13). Pero el designio del Señor va más lejos todavía, y hace que el buen gobierno de José sirva para preservar la vida a los antepasados del pueblo de Dios (cf. Gn 45.5).
1Pasaron dos años. Un día, el faraón soñó que estaba de pie a orillas del río Nilo, 2y que del río subían siete vacas#41.1-2 En el antiguo Egipto había vacas sagradas, que simbolizaban la fertilidad producida por las crecidas periódicas del Nilo (véase Gn 12.10 nota m; Dt 11.10 nota f). hermosas y gordas que comían hierba entre los juncos. 3Detrás de ellas, siete vacas feas y flacas subieron del río y se pusieron en la orilla, cerca de las otras. 4Luego, estas vacas feas y flacas devoraron a las siete vacas hermosas y gordas.
El faraón se despertó, 5pero volvió a dormirse y tuvo otro sueño: vio que siete espigas de trigo, llenas y hermosas, crecían de un solo tallo. 6Detrás de ellas salieron otras siete espigas, secas y quemadas por el viento del este,#41.6 El viento del este es el viento abrasador que viene del desierto, hoy llamado siroco. 7y estas espigas secas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas.
El faraón se despertó, y se dio cuenta de que era un sueño. 8Pero al día siguiente por la mañana estaba muy preocupado, y ordenó que vinieran todos los adivinos y sabios de Egipto. El faraón les contó sus sueños, pero ninguno de ellos pudo explicarle qué significaban. 9Entonces el jefe de los coperos dijo al faraón:
–Ahora me acuerdo de lo mal que me he portado. 10Cuando Su Majestad se enojó con el jefe de los panaderos y con este servidor de Su Majestad, nos mandó a los dos a la cárcel del capitán de la guardia. 11Una noche, el jefe de los panaderos tuvo un sueño, y yo otro, y cada sueño tenía su propio significado. 12En aquel lugar estaba con nosotros un joven hebreo, que era esclavo del capitán de la guardia. Le contamos nuestros sueños y él los interpretó, y nos dijo su significado. 13¡Y todo pasó tal como él nos lo había dicho! Yo volví de nuevo a mi trabajo, y el otro fue ahorcado.
14Entonces el faraón mandó llamar a José, y lo sacaron inmediatamente de la cárcel. José se cortó el pelo, se cambió de ropa y se presentó ante el faraón. 15Y el faraón le dijo:
–He tenido un sueño y no hay quien lo interprete; pero he sabido que tú, si oyes un sueño, lo puedes interpretar.
16–Eso no depende de mí –contestó José–; pero Dios dará a Su Majestad una contestación favorable.
17El faraón contó a José:
–En mi sueño, yo estaba de pie a la orilla del río Nilo, 18y del río subieron siete vacas gordas y hermosas, que comían hierba entre los juncos. 19Detrás de ellas subieron otras siete vacas, muy feas y flacas. ¡Jamás había visto yo vacas tan feas en todo Egipto! 20Estas vacas flacas y feas devoraron a las primeras siete vacas gordas; 21pero, aun después de haberlas devorado, nadie habría podido advertirlo, porque seguían tan flacas como antes.
“Me desperté, 22y después tuve otro sueño, en el que siete espigas de trigo, llenas y hermosas, crecían de un mismo tallo. 23Detrás de ellas crecían otras siete espigas, secas, delgadas y quemadas por el viento del este. 24Y estas espigas secas devoraron a las siete espigas hermosas. Yo he contado esto a los adivinos, pero ninguno de ellos ha podido explicarme su significado.”
25Entonces José dijo al faraón:
–Los dos sueños que tuvo Su Majestad son uno solo. Dios ha anunciado a Su Majestad lo que él va a hacer. 26Las siete vacas hermosas son siete años, lo mismo que las siete espigas hermosas. Es el mismo sueño. 27Las siete vacas flacas y feas que subieron detrás de las otras, también son siete años; lo mismo que las siete espigas secas y quemadas por el viento del este. Significan siete años de escasez. 28Es tal como yo he dicho: Dios ha anunciado a Su Majestad lo que él va a hacer. 29Van a venir siete años de mucha abundancia en todo Egipto, 30y después vendrán siete años de gran escasez. Nadie se acordará de la abundancia que hubo antes en Egipto, porque la escasez arruinará al país. 31Será tan grande la escasez, que no quedarán señales de la abundancia que antes hubo. 32Su Majestad tuvo el mismo sueño dos veces, porque Dios está decidido a hacer esto, y lo va a hacer muy pronto.
33“Por lo tanto, sería bueno que Su Majestad buscara un hombre inteligente y sabio que se hiciera cargo del país. 34Haga esto Su Majestad, y también nombre gobernadores que vayan por todo el país y recojan la quinta parte de todas las cosechas de Egipto, durante los siete años de abundancia. 35Que junten todo el trigo de los buenos años que vienen y lo pongan en un lugar, bajo el control de Su Majestad, y que lo guarden en las ciudades para alimentar a la gente. 36Así el trigo quedará preservado para el país, para que la gente no muera de hambre durante los siete años de escasez que habrá en Egipto.”
José, gobernador de Egipto
37El plan pareció bien al faraón y a sus funcionarios, 38así que el faraón les dijo:
–¿Podremos encontrar otro hombre como este, que tenga el espíritu de Dios?#41.38 El faraón advierte de inmediato que José es la persona más indicada para ejecutar los planes que este mismo le había indicado.
39Y a José le dijo:
–No hay nadie más inteligente y sabio que tú, pues Dios te ha hecho saber todo esto. 40Tú te harás cargo de mi palacio, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Solamente yo seré más que tú, porque soy el rey.#41.40 La trayectoria de José, desde la esclavitud y la cárcel hasta su exaltación como gobernador o primer ministro del faraón, se relata poéticamente en Sal 105.16-22. Cf. 1 Mac 2.53; Sab 10.13-14; Hch 7.10. 41Mira, yo te nombro gobernador de todo el país de Egipto.
Al decir esto, 42el faraón se quitó de la mano el anillo que tenía su sello oficial y se lo puso a José. Luego ordenó que le vistieran con ropas de lino muy fino y que le pusieran un collar de oro en el cuello. 43Después le hizo subir en el carro que siempre iba detrás del suyo, y ordenó que gritaran delante de él: “¡Abrid paso!”#41.43 ¡Abrid paso!: traducción probable, sugerida por el contexto. La expresión original parece referirse al grito de los heraldos que invitaban a rendir homenaje al nuevo gobernador. Así fue como José quedó al frente de todo el país de Egipto.
44Luego el faraón le dijo:
–Aunque yo soy el faraón, nadie en todo Egipto moverá un dedo sin tu permiso.
45El faraón puso a José el nombre egipcio de Safenat-panéah,#41.45 En consonancia con su nuevo cargo, José recibe el nombre egipcio Safenat-panéah, que significa, probablemente, Dios habla y él vive. y lo casó con Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On.#41.45 On: ciudad egipcia, famosa por su templo a Ra, el dios sol. Más tarde, los griegos la llamaron Heliópolis, es decir, Ciudad del Sol. Así quedó José al frente de Egipto. 46José tenía treinta años cuando lo llevaron ante el faraón, el rey de Egipto.
José se despidió del faraón y comenzó a viajar por todo Egipto. 47La tierra produjo muchísimo durante los siete años de abundancia, 48y José recogió todo el trigo que dio el país durante aquellos siete años; lo guardó en las ciudades, dejando en cada ciudad el trigo recogido en los campos vecinos. 49José recogió trigo como si fuera arena del mar. Era tanto el trigo, que dejó de medirlo, pues no se podía llevar la cuenta.
50Antes de que empezaran los años de escasez, José tuvo dos hijos con su esposa Asenat. 51Al primogénito lo llamó Manasés, porque dijo: “Dios me ha hecho olvidar todos mis sufrimientos y a todos mis parientes.” 52Al segundo lo llamó Efraín, porque dijo:#41.51-52 los nombres Manasés y Efraín tienen, en hebreo, un sonido semejante al de los verbos que significan, respectivamente, olvidar y ser fecundo o dar frutos. “Dios me ha hecho tener hijos en el país donde he sufrido.”
53Pasaron los siete años de abundancia que hubo en Egipto, 54y comenzaron los siete años de escasez, tal como José lo había dicho. Hubo hambre en todos los países, menos en Egipto, pues allí había qué comer. 55Y cuando los habitantes de Egipto comenzaron a tener hambre, fueron a pedir trigo al faraón. Entonces el faraón dijo a todos los egipcios: “Id a ver a José y haced lo que él os diga.”
56Cuando el hambre se extendió por todo el país, José abrió todos los graneros donde había trigo, para vendérselo a los egipcios, pues el hambre era cada vez peor. 57Y venían de todos los países a Egipto a comprar trigo a José, pues en ningún país había qué comer.

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